Crece la cartera de activos adjudicados de los bancos por primera vez en siete años
La crisis del coronavirus está abriendo varios frentes a la banca. Las previsiones apuntan a que los tipos de interés seguirán en mínimos históricos y que la incertidumbre podría reducir la demanda de préstamos por parte de familias y empresas. Además, están aumentando los impagos y se ha frenado la venta de lotes de inmuebles.
Como consecuencia, en los seis primeros meses del año las entidades han visto crecer su cartera de activos adjudicados por primera vez en siete años. A pesar de que el sector ha ido soltando lastre inmobiliario en los últimos ejercicios, impulsado por la mejora económica e inmobiliaria, a cierre del primer semestre acumulaba un total de 26.853 millones de euros en inmuebles embargados, lo que arroja un alza del 0,3%. A pesar de que es un repunte testimonial, trae consigo un cambio de tendencia, sobre todo respecto a los últimos años en los que la banca ha batido récord en venta de activos y préstamos dudosos.
Ahora bien, no todas las entidades han aumentado su portfolio de embargos. Santander, BBVA, Caixabank y Abanca, por ejemplo, han seguido reduciendo el peso del ladrillo en su balance, mientras que Sabadell ha registrado un aumento superior al 20%, tras sumar adjudicados por valor de 275 millones entre enero y junio. Es el caso más destacado, ya que en el resto de bancos ha registrado aumentos inferiores al 2%.
No obstante, la entidad que registra actualmente más activos en balance es Santander, sobre todo por la cartera que heredó tras la compra de Popular en 2017. Entre suelos, pisos y acciones de promotoras, el banco presidido por Ana Botín tiene más de 8.000 millones de euros en ladrillo, frente a los 1.460 millones de Sabadell.
De cara a los próximos meses, los bancos prevén que el cambio de tendencia se mantenga, como consecuencia del repunte de la morosidad, que podría más que duplicarse en los próximos meses (actualmente se mueve en torno al 5%) para tocar techo a finales del año que viene. No se descarta incluso que el volumen de préstamos morosos se acerque próximamente a los 200.000 millones de euros, un nivel similar al de 2008.
La crisis del coronavirus ha frenado en seco la venta de activos y préstamos, aunque la banca confía en reducir el peso del ladrillo vía ventas a grandes inversores en cuanto se reduzca la incertidumbre y vuelva el apetito inversor.
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